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Genealogía y maravilla en la narrativa del siglo XV. La confluencia de las leyendas alejandrina, artúrica y carolingia en Ysaïe le Triste

Director: Dra. Lidia Amor

Síntesis:
Ha sido casi canónico considerar que los últimos romans medievales constituyen uno de los ámbitos de la literatura francesa más reciamente marcados por la decadencia, que estos parecen sobrevivir gracias a una perpetua repetición de textos previos y que su funcionalidad se circunscribe a ofrecer a la caballería moribunda un reflejo complaciente y nostálgico. La senilidad decadente con que se rubricó el género marcaría el fin de una evolución textual que comienza en la segunda mitad del siglo XII, se desarrolla en el XIII y se agota hacia las postrimerías de la Edad Media, dando paso, posteriormente, a su parodia o condena. En consecuencia, la crítica impuso una valorización adversa de las manifestaciones culturales de la época, hecho que impidió una cabal comprensión del fenómeno literario y sus implicaciones en su contexto de creación y difusión. Para los especialistas del área existió una suerte de paralelismo entre el desdén hacia el receptor del género y el valor poético de los textos. Trampa en que se cae de manera imperceptible y que la producción narrativa del periodo bajomedieval niega gracias a un sincretismo revelador: reproduce y altera la fisonomía del género, retoma las antiguas leyendas de Alejandro Magno, de Arturo y de Carlomagno, quienes construyeron sus identidades medievales en los romans antiques, artúricos y en textos limítrofes entre lo romanesque y lo épico, y las integra en nuevos relatos en los que la genealogía regia ocupa un lugar específico.
La celebración de los héroes de antaño permitió un nuevo encuentro entre historia y ficción, en una época en que el roman, tal como lo acuñó Chrétien de Troyes en el siglo XII, ya había logrado fijar un discurso cuya verdad dependía exclusivamente de la coherencia interna del texto. Durante el siglo XV, se produjo un desplazamiento hacia una referencialidad externa con ciertas peculiaridades: el roman tardío comparte tanto la auto-referencialidad característica de la producción de Chrétien de Troyes como una explícita conexión con el mundo extratextual. Así, la narrativa de la baja Edad Media ya no justifica un linaje, ya no es únicamente garante de las iniciativas individuales ni certifica las innovaciones político-sociales sino que la unión de verdad histórica y fábula representa una nueva búsqueda del hombre medieval como agente activamente comprometido con las transformaciones sociales y culturales. Desde esta óptica, la definición de “ficción” que propone Donald Green (2002) es apta para describir el género en sus últimas manifestaciones, particularmente en relación con: 1) el pacto de lectura (make-believe) entre el escritor y el receptor y 2) la permeabilidad de la historia y de la ficción para su mutua retroalimentación.

Objetivos:
Mi propuesta de investigación tiene por objetivo general profundizar la certeza de que los textos tardíos –prosificaciones, compilaciones u originales– no son testimonio de la supuesta decadencia cultural del siglo XV ni que exhiben la “influencia”, mediante una asintomática reproducción, de obras anteriores. El estudio de una obra “marginal” en el canon instaurado por la crítica, Ysaïe le triste –de la primera mitad del siglo XV– confirmaría que las creaciones bajomedievales presentan una renovación de las letras francesas en función del empleo de técnicas derivadas de un concepto capital para la composición del roman medieval: la conjointure. Esta última categoría, definida por Douglas Kelly (1992: 19) como “incremental as much as interstitial linking” recrea el concepto de “reescritura”, dominante en la constitución de los fenómenos literarios del siglo XV, en tanto forma de estructurar la obra poética como traducción de un “modo de pensamiento” (Boutet, 1993).
De este modo, el análisis de Ysaïe le triste persigue el objetivo particular de reflexionar en torno a: 1) las razones por las que se recupera un particular entramado narrativo y discursivo y 2) el valor que tiene la conjointure, noción posible de equipararse con el concepto de intertextualidad e interdiscursividad (Poirion, 1981), a partir del análisis de dos componentes también presentes en el roman tardío: la genealogía y la maravilla.

Resultados esperados:
Parece posible especular sobre una suerte de “renacimiento” de los relatos de caballerías cuyo principal rasgo sería la incipiente percepción de la literatura como ficción –en la acepción moderna del término que, sin embargo, no descarta su función didáctica–. Respecto de la genealogía, creo necesario probar que la variación que lo maravilloso experimenta, relativa a los nuevos sentidos que aporta al roman tardío, refiere la inclusión de las dinastías regias artúrica y carolingia. Este contexto me proporciona un campo de trabajo productivo para el análisis de la recepción de la narrativa bajomedieval. En este sentido, los relatos de caballerías no forman parte de una producción en decadencia, tal como la crítica señaló en el pasado, sino que son los antecedentes de las nuevas formas que surgen en el siglo XVI, tal como lo testimonia la producción de François Rabelais.

 

 

 

Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas -
IMHICIHU - CONICET

 

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